martes, 2 de diciembre de 2008

Reflexiones

Históricamente en nuestro país se ha observado una inmensa inmadures política, en la que los políticos de turno han hecho y desecho de conformidad a sus intereses, y al pequeño grupo que les ha rodeado, dejando de lado su ideología, sus propuestas, su responsabilidad con la gente para venderse y dejarse consumir por el poder.

¿Y qué hay con nosotros, los ciudadanos, el pueblo? debemos hacer un mía culpa, una revisión de nuestras decisiones, de nuestras actitudes, de nuestro aporte a la sociedad, es importante esto en vista que en el Ecuador prima la viveza criolla, el abuso, la comodidad, la indisciplina, el pensamiento individual, entonces en realidad que estamos aportando para el desarrollo de nosotros mismos.

Los momentos que vive el País, son cruciales, la gente una vez más ha creído a un Representante que ofrece “El Cambio”, el mismo que no se sabe si es para bien o para mal, pero cambio al fin dicen algunos, solo el tiempo le va a dar la razón o lo va a condenar.

Sin embargo, me aquejan otras preguntas: ¿Es necesario que el pueblo espere el cambio? o ¿el cambio debemos hacerlo todos?, la respuesta a las mismas nos hacen plantear una alternativa viable y que siguiendo un proceso establecido, va a fortalecer la estructura de nuestra comunidad y va a permitir un desarrollo global, dentro de los principios de solidaridad, equidad, justicia y respeto.

El mecanismo a usarse para conseguir el cambio que perdure en el tiempo y que nos de armonía, estabilidad, confianza, es la Democracia Participativa, es decir, que cada individuo se comprometa y participe activamente dentro de todos los ámbitos locales y si es posible, nacional, iniciando con el respeto al vecino y a la ciudad, organizándose en el barrio para trabajar conjuntamente con el Municipio y otras entidades.

Es una propuesta, que tiene como objetivo el de trazar un norte, en donde todos vayamos forjando la ciudad que soñamos y queremos. Eliminemos las malas prácticas, involucrémonos en los procesos, trabajemos juntos, no esperemos, ni dejemos que una sola persona o un grupo controlen nuestro destino.

La unidad hace la fuerza, por un Ecuador participativo, solidario y equitativo.
Por: Sebastián Sevilla